Antes de preocuparnos de enseñar bien, mal o regular tenemos un problema mucho mayor con difícil remedio que es el imparable descenso de la natalidad. El envejecimiento de la población parece abocarnos al cierre de colegios e institutos, algo que sucede de manera aún más evidente en zonas rurales.
Sin embargo, no todo son malas noticias para Castilla y León que se sitúa desde hace años a la cabeza del informe Pisa en España. Según un artículo publicado en El Confidencial en febrero de este año (https://www.elconfidencial.com/espana/2022-02-11/por-que-castilla-leon-mejor-educacion-espana_3373857/ ), históricamente en nuestra comunidad siempre ha tenido mucho peso la educación (lo que conlleva una mayor inversión, más respeto hacia el profesorado y un gran apoyo a los alumnos para que triunfen en la escuela) porque era y sigue siendo la manera de asegurar mejores opciones laborales para las nuevas generaciones. Por otra parte, el hecho de que el turismo, la industria o el sector inmobiliario tengan menos peso que en otras comunidades, hace que los jóvenes no vean una salida fácil al mercado laboral y prefieran centrarse en los estudios.
Si bien el cierre de centros por falta de alumnos es alarmante especialmente en los pueblos, se intenta que los centros operativos ofrezcan una enseñanza de calidad, con igualdad de oportunidades, en donde las exigencias son a menudo mayores que en otras zonas del país. Los programas bilingües son cada vez más comunes con docentes más y más formados, cuyos alumnos se empiezan a relacionar con la segunda lengua desde los tres años.
Otro de los aciertos de Castilla y León es el compromiso de no dejar a nadie atrás, que se refleja en los resultados de Pisa donde los alumnos por debajo de la media son muy escasos. Con el objetivo de evitar que solo los estudiantes procedentes de familias acomodadas puedan optar a una enseñanza de calidad, la comunidad invierte una gran cantidad de dinero en becas para libros, matrículas, tecnología, etc.
Es normal que con todos los esfuerzos que se realizan, la comunidad alce la voz para exigir una EBAU única y evitar de esta manera que alumnos procedentes de otras comunidades donde el nivel es más bajo y por lo tanto los resultados más altos, ocupen los puestos en las universidades por los que los alumnos castellanoleones tanto han peleado.
Manteniendo los aspectos positivos de nuestro sistema educativo (que no son pocos), algunos de nuestros objetivos deberían ser disminuir el ratio de alumnos por clase y reconocer un número mayor de horas a nuestros docentes que trabajando más, cobran significativamente menos que en otras comunidades como Cataluña, el País Vasco o Asturias.