Tras echarle un vistazo al proyecto educativo de mi antiguo instituto, existe, efectivamente, coherencia entre los valores, objetivos y las prioridades de actuación. Creo que leer esta información si no has estado en el centro, como alumno o profesor, no aporta un conocimiento fiable de lo que ocurre en realidad en el instituto, ya que muchas veces la teoría es demasiado diferente de la realidad.
Sin embargo, como en mi caso cuento con una experiencia de tres años allí, me parece que lo que se dice sobre el papel, tiene bastante semejanza con lo que luego se lleva realmente a cabo.
Creo que es un centro modelo respecto a lo que no es puramente académico. El compromiso evidente de los alumnos con su instituto no existiría de no ser por el gran esfuerzo que hacían y hacen nuestros profesores por organizar actividades complementarias a las clases que son las que realmente marcan la diferencia. Me refiero por ejemplo a los valores de participación, responsabilidad y cooperación que vemos en proyectos como el coro o durante los numerosos viajes e intercambios que organizan los departamentos de idiomas.
Actividades de este tipo son las que creo que realmente inculcan unos valores en los chavales, no de manera impuesta, sino dándoles la oportunidad de ver qué bien salen las cosas cuando se hacen de la manera correcta y con la intención adecuada.
Como en todos los sitios no todos los docentes están, ni estaban, de acuerdo con este tipo de metodología y por ejemplo respecto a los viajes ( en los que evidentemente los niños se perdían algunas horas de clase), había algunos que, peyorativamente, calificaban al centro de "agencia de viajes".
A lo que yo les diría: aprovechando que en instituto en el que trabaja es una agencia de viajes, váyase usted al carajo.